Jiyeon Paek/Retratos-Portraits/Muestra en Residencia Corazón/Sábado 10 de agosto-19.30 hrs.

RETRATOS
Dibujo retratos de personas. Son amigos, familia, extraños que encontré en mi camino. Las necesidades son un deseo humano bastante natural. Ser feliz o rico, aprender cosas nuevas, ser querido por alguien. No estamos aquí sólo para existir sino para vivir. Quiero usar mi lienzo para contar historias de seres humanos, para expresar sentimientos y emociones de la gente.
 Las pinceladas y los colores son importantes en mi trabajo. Una pincelada, los toques de mis acciones, capturan un momento en el tiempo que no puede ser recreado. La elección de colores se basa fundamentalmente en las reacciones de las personas que conozco y a veces en mi intuición. En mi caso, el acto de dibujar es una forma más sencilla de expresión que hablar o escribir. Expresarme a través del dibujo es comparable al proceso de aprender una lengua en la experiencia de un niño. Lo que sea que represento, supongo que puede ser lenguaje formativo. Porque el acto creativo de dibujar en un lienzo es un acto altamente reflexivo, algo en lo que el verdadero ser emerge. 
 La mano que fluye libre improvisa la creatividad a niveles conscientes e inconscientes. No hay "pincelada final" intencional en mi trabajo, completarlo es un acto de espontaneidad. Intuitivamente, cuando siento que puedo bajar el pincel, entonces ya está hecho. Por lo tanto, mi trabajo se convierte en algo anómalo. Se transforma en algo más atractivo para mí. Mis pinturas se dan espacio para pensar por sí mismas. En este punto la subjetividad pura se transforma en una posibilidad. Para este fin, este trabajo desordenado, desconectado, se transforma en la esencia de mi trabajo. Lucho constantemente contra dos cosas: a) el orden libre de las cosas, y b) el enfoque organizado, estructurado, hacia el trabajo. El trabajo en sí mismo puede transformarse en una obstrucción del proceso imaginativo, inhibiendo el flujo de creatividad. El trabajo espontáneo, más que el pensamiento subjetivo, se da a través del trabajo del inconsciente. Es un acto reflexivo que despliega algo que tiene que ver con una búsqueda personal. Esto permite la introspección, la cual trae consigo una consciencia aguda de mí mismo desde una perspectiva objetiva. Este pensamiento libre me permite ver algo de mí desde una perspectiva objetiva.

PORTRAITS
I draw people's portraits. They are friends, family, and strangers encountered on the road. Needs are a fairly natural human desire. To be happy and rich, to learn new things, and to be appreciated by someone. We are here not just to exist but also to live. I want to use my canvas to tell humans' stories, to express people's feelings and emotions.

Brushstrokes and colors are important in my work. A stroke of the brush, the touches of my actions capture a moment in time that cannot be recreated. Choosing the colors is based largely on emotional reactions to the people I meet and sometimes I dip into intuition. In my case, the act of drawing is an easier way to express myself than that of speaking or writing. Expressing myself through drawing is comparable to that of the process of learning a language that children experience. Whatever I represent, I suppose that it could be formative language. Because the creative act of drawing oneself on a canvas is a highly reflective process, something of the true self emerges.

The free flowing hand improvises the creativity at the level of both the conscious and unconscious mind. There is no intentional ‘final brushstroke' in my painting; rather, completion is an act of spontaneity. Intuitively, when I feel I should lay down the brush, then it is done. Therefore, my work becomes something of an anomaly. It becomes more attractive to me. My paintings can give space to think for themselves. At this point, true subjectivity becomes a possibility. To this end, this disorderly, disconnected work actually becomes the essence of my work. I am constantly struggling against two things: a) the free order of things, and b) the organized, structural approach to the work. The very thing itself, the work, can become an obstruction to the imaginative process, inhibiting the flow of creativity. Impromptu working, rather than subjective thinking, is actually the work of the unconscious. It is a reflective exercise that displays something of an internal search of being. This allows for introspection which brings with it an acute awareness of the self. This free thinking allows seeing something of myself from an objective perspective.