RETRATOS
Dibujo retratos de personas. Son amigos, familia,
extraños que encontré en mi camino. Las necesidades son un deseo humano
bastante natural. Ser feliz o rico, aprender cosas nuevas, ser querido por
alguien. No estamos aquí sólo para existir sino para vivir. Quiero usar mi
lienzo para contar historias de seres humanos, para expresar sentimientos y emociones
de la gente.
Las pinceladas y los colores son importantes en mi
trabajo. Una pincelada, los toques de mis acciones, capturan un momento en el
tiempo que no puede ser recreado. La elección de colores se basa
fundamentalmente en las reacciones de las personas que conozco y a veces en mi
intuición. En mi caso, el acto de dibujar es una forma más sencilla de expresión
que hablar o escribir. Expresarme a través del dibujo es comparable al proceso
de aprender una lengua en la experiencia de un niño. Lo que sea que represento,
supongo que puede ser lenguaje formativo. Porque el acto creativo de dibujar en
un lienzo es un acto altamente reflexivo, algo en lo que el verdadero ser
emerge.
La mano que fluye libre improvisa la creatividad a
niveles conscientes e inconscientes. No hay "pincelada final"
intencional en mi trabajo, completarlo es un acto de espontaneidad. Intuitivamente,
cuando siento que puedo bajar el pincel, entonces ya está hecho. Por lo tanto,
mi trabajo se convierte en algo anómalo. Se transforma en algo más atractivo
para mí. Mis pinturas se dan espacio para pensar por sí mismas. En este punto
la subjetividad pura se transforma en una posibilidad. Para este fin, este
trabajo desordenado, desconectado, se transforma en la esencia de mi trabajo.
Lucho constantemente contra dos cosas: a) el orden libre de las cosas, y b) el
enfoque organizado, estructurado, hacia el trabajo. El trabajo en sí mismo
puede transformarse en una obstrucción del proceso imaginativo, inhibiendo el
flujo de creatividad. El trabajo espontáneo, más que el pensamiento subjetivo,
se da a través del trabajo del inconsciente. Es un acto reflexivo que despliega
algo que tiene que ver con una búsqueda personal. Esto permite la
introspección, la cual trae consigo una consciencia aguda de mí mismo desde una
perspectiva objetiva. Este pensamiento libre me permite ver algo de mí desde
una perspectiva objetiva.
PORTRAITS
I draw people's portraits. They are friends, family, and strangers
encountered on the road. Needs are a fairly natural human desire. To be happy
and rich, to learn new things, and to be appreciated by someone. We are here
not just to exist but also to live. I want to use my canvas to tell humans'
stories, to express people's feelings and emotions.
Brushstrokes and colors are important in my work. A stroke of the brush,
the touches of my actions capture a moment in time that cannot be recreated.
Choosing the colors is based largely on emotional reactions to the people I
meet and sometimes I dip into intuition. In my case, the act of drawing is an
easier way to express myself than that of speaking or writing. Expressing myself
through drawing is comparable to that of the process of learning a language
that children experience. Whatever I represent, I suppose that it could be
formative language. Because the creative act of drawing oneself on a canvas is
a highly reflective process, something of the true self emerges.
The free flowing hand improvises the creativity at the level of both the
conscious and unconscious mind. There is no intentional ‘final brushstroke' in
my painting; rather, completion is an act of spontaneity. Intuitively, when I
feel I should lay down the brush, then it is done. Therefore, my work becomes
something of an anomaly. It becomes more attractive to me. My paintings can
give space to think for themselves. At this point, true subjectivity becomes a
possibility. To this end, this disorderly, disconnected work actually becomes
the essence of my work. I am constantly struggling against two things: a) the
free order of things, and b) the organized, structural approach to the work.
The very thing itself, the work, can become an obstruction to the imaginative
process, inhibiting the flow of creativity. Impromptu working, rather than
subjective thinking, is actually the work of the unconscious. It is a
reflective exercise that displays something of an internal search of being.
This allows for introspection which brings with it an acute awareness of the
self. This free thinking allows seeing something of myself from an objective
perspective.