La creación artística ha sido siempre una forma de sanar y cambiar de perspectiva. Crear mundos imaginarios que dan la sensación de nadar en ellos, generar un momento de paz o verdad en el ojo del espectador. A estas pinturas abstractas las identifico como "paisajes mentales". Se generan a partir de un equilibrio visual y emocional al transmitir tanto la posibilidad de exponer las ansiedades ocultas de las que no hablamos, como ofrecer un atisbo de luz interior que trae un momento de esperanza. Las obras tienen una dimensión espiritual y utilizan símbolos religiosos, pero son post-religiosos. Cada pieza es un grito que busca un santuario mental contra cualquier oscuridad que haya surgido de encuentros no deseados. Las cruces son un símbolo de conexión con algo más grande y el recuerdo para una mujer dentro de mi vida que creía, por encima de todo, que no existía nadie horrible en el mundo. Los personajes en la sombra representan a aquellos silenciados, olvidados, que muchos identifican como ángeles ocultos a plena vista. Todas las técnicas apuntan a construir arte estética y emocionalmente impregnado de una verdad que la vista no puede cambiar. El objetivo de estos “paisajes mentales” es que el espectador encuentre en la oscuridad la luz que lo habita. Mi interés creativo, se da a través de los detalles de mi paleta en una relación sistemática entre el color y la respuesta emocional. En última instancia, busco una "verdad" en mis pinturas y collages abstractos. Tener una relación con el espectador que lo atrape inmediatamente pero que también lo invite a explorar y a tener un lenguaje visual no representativo.
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Tamara is
an interdisciplinary Afro-Caribbean feminist artist, community activist, and
mother based in the United States. Torre's artistic work is varied and
presented in multiple mediums such as collaged narrative, abstract paintings,
and performance. Her artistic practice knits together advocacy for women's
rights, racial equity, and her own autobiographical experience. Producing
vigorous conceptual paintings. Tamara has exhibited her art in NY,
Philadelphia, Chicago, London, Italy, Edinburgh and Dubai.
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Luz en la oscuridad
Lo que toca toda pintura verdadera es una ausencia,
una ausencia de la que, de no ser por la pintura, no seríamos conscientes.
Y eso sería lo que perderíamos.
John Berger, 2001.
Las pinturas que Tamara Torres presenta en Residencia Corazón, son a su decir, paisajes
mentales. Históricamente la relación entre la pintura de paisaje y el paisaje evocado en sí,
nos abre puertas a estados interiores: reflejos de estados anímicos, expresiones de los
sentimientos o las emociones de l* artista. Sin embargo, estos paisajes, plagados de
elementos y códigos, fallas y formaciones que no llegan a escapar del todo de una nebulosa
interior y oscura, más que representar estados interiores preparan, disponen un lugar para
recibir la ausencia.
La ausencia no es algo definido de antemano, sino más bien algo que la pintura da a ver.
Traumas, sentimientos, fantasías, negatividades resultantes de opresiones y violencias que
se procesan en el trabajo artístico, abriendo un lugar imaginal: a veces santuario, templo,
cementerio, donde llorar nuestras pérdidas, las propias y las colectivas.
Las pinturas de Tamara ofrecen un suelo común: un topos indefinido. La abstracción, nos
invita a estar atent*s a la lenta alteración de las formas que van apareciendo, en donde la
imaginación, esa facultad para armar ficciones e historias, se despliega en imágenes y
asociaciones. Quizás sea este agenciamiento de la transformación al que se refería Gloria
Anzaldúa, la posibilidad de usar el proceso creativo para reestructurar las imágenes que
moldean la conciencia de una persona: “Las imágenes se comunican con los tejidos, los
órganos y las células para producir cambios.” Así, la obra no elude la hostilidad del mundo,
pero encuentra un potencial positivo de resistencia y resiliencia.
Catalina Poggio / Curadora