Maria Antonia Fernández Porto/ junio en Residencia Corazón





María estudia arte y viaja. Siempre que puede, viaja.
Llegó a La Plata hace un mes y desde entonces no dejó de examinar aquellos detalles que diferencian (y acercan) a esta ciudad de la propia.
La mirada de María es como una cámara que registra a través de planos cortos, cerrados, el entorno citadino. Pero no encuadra cualquier detalle, sino aquellos que, incluso estando sobre el espacio público transitado, hablan de elecciones particulares, hogareñas: el dibujo de una reja, el ritmo de unas baldosas. Módulo y geometría dan lugar a una imagen que, como en el arte tradicional islámico, trata de un todo y no de meras formas yuxtapuestas.
María es como un radar: busca, detecta, destaca. Aísla, como una científica a un virus, la figura-patrón que encuentra en la deriva del caminar citadino. María la reproduce y le da protagonismo, una nueva presencia casi monumental.
Sin quererlo, María nos invita a imitar su práctica. Deja repicando, como un eco, el deseo de observar, detectar y rescatar nuestro propio ambiente. Queda en nosotrxs la forma de hacerlo.

Mariel Uncal Scotti (Curadora-Curator)

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