Alexandra Semenova/ Auto-Tauromaquia














¿Qué otros modos de habitabilidad de lo humano contiene lo monstruoso? ¿Qué otras imaginaciones sobre la realidad agita un cuerpo anormal, abyecto? ¿Qué potencias agita el devenir animal para desestabilizar los límites de lo posible? ¿Cómo transgredir el pensamiento antropocéntrico?
El monstruo, como lo abyecto, es un otro inapropiable, inasimilable que amenaza potencialmente la estabilidad de la norma (Kristeva, 1980). Combina lo imposible y lo prohibido. Es a la vez transgresión de las formas posibles de la especie e imposibilidad de adecuación. El monstruo representa la otredad, la diferencia. Pero también implica la potencia, la blandura de los cuerpos para desafiar su inteligibilidad misma como miembro de una especie, género o clase. Materializa lo invisible, y por eso indica otro umbral de realidad de los cuerpos, sus potencias desconocidas pero no por ello menos reales. 
La obra que Alexandra Semenova presenta en Residencia Corazón, propone una lectura rizomática, circular de la historia, en la que el tiempo mítico se pliega sobre nuestra contemporaneidad. El Minotauro, híbrido de humano y animal, aberración del deseo, arquetipo de lo monstruoso, se actualiza en la relectura cortazariana de un cuerpo vulnerable que es fuga, desborde, potencia de devenir otra imaginación posible sobre la realidad.
Alexandra retoma la imagen del laberinto, como metáfora de lo infinitamente repetitivo, un espacio donde el movimiento no tiene sentido, de instauración de lo continuo. Espacio de reclusión y encierro de lo aberrante,  el laberinto podría ser cualquier arquitectura contemporánea de poder destinada a la domesticación de las subjetividades anormales, desviadas, perversas, condenadas a habitar en los márgenes de lo social. 
A manera de auto-tauromaquia, Alexandra vuelve difusas las fronteras entre su biografía y la figura del minotauro. ¿Qué es lo monstruoso y qué es la normalidad? ¿Qué potencias se agitan en lo indeseable? ¿Será la figura del* artista un monstruo, abyecto? La obra de Alexandra es una incitación al devenir animal, una reivindicación a nuestro derecho de ser monstruos (Susy Shock, 2008) una llamada a la experimentación con los límites y con los niveles posibles de subversión del horizonte de lo posible y lo pensable para un cuerpo. Después de todo, como Canguilhem advierte, la normalidad es solamente el grado cero de la monstruosidad. 

Catalina Poggio /Curadora- Curator