Transmission
As if something had been dislocated, the imprint of a loose piece that we do not attend to, demands to be listened to. Something that, like everything that has not ceased, insists on appearing. The sculptures that Susanne Kompast presents as part of her stay at Corazón Residency may at first appear to be mere silent, static representations. It is enough to shake them to hear something inside them that strikes you. In the minimal action of shaking, as primitive as it is ancient, is concentrated a radical wager: that of taking something in one's hands, shaking it in the air, making it collide with something else. In these minimal gestures, a politics of listening is woven. A tactic of resistance that is disconnected from the story of feats and exploits, to compose a listening in the tenderness of that other memory of insubordination and disobedience, of alliances and resistance in which, perhaps, we can take refuge. In times of uncertainty, of painful memories that fold into the present, fabricating ghosts of terror, these works insist on the possibility of finding hollows in which to be and to remain collectively in the face of pain, our own and that of others.Therein perhaps lies the artist's generosity: to give the memory a place to be heard; to make room for the barely audible murmur. The invitation is to listen to the sound of the broken string of a story, as something that perhaps is not outside, but that each one hears bouncing, echoing inside, searching for a way out or simply sounding as a reminder of what was perhaps a path to follow. The call is to those of us who remain, to move the pieces until we find the most sensitive ways of experiencing memory, of intervening in the dispute for its representation. To navigate the contradiction of our context, the problematic situations that delineate our social structures or the complexities of what it means to coexist with others. To find that mismatch, the residue of that discordant tone, to amplify our disagreement with the modes of existence offered by our present.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Como si algo se hubiera dislocado, la huella de una pieza suelta a la que no asistimos reclama la escucha. Algo que como todo lo que no ha cesado, insiste en aparecer. Las esculturas que Susanne Kompast presenta como parte de su estadía en Residencia Corazón pueden parecer en un principio, meras representaciones silentes y estáticas. Basta apenas con agitarlas para escuchar algo en su interior que lo golpea.En la acción mínima del sacudir, tan primitiva como antigua, se concentra una apuesta radical: la de tomar algo en las manos, agitarlo en el aire, hacerlo chocar contra otra cosa. En estos gestos mínimos, se trama una política de la escucha. Una táctica de resistencia que se desajusta del relato de hazañas y proezas, para componer una escucha en la ternura de esa otra memoria de insumisión y desobediencia, de alianzas y resistencias en las que tal vez, nos podamos alojar. En tiempos de incertidumbre, de memorias dolorosas que se pliegan en el presente fabricando fantasmas del terror, estas obras insisten en la posibilidad de encontrar huecos donde estar y permanecer colectivamente ante el dolor, el propio y el de l*s demás. Allí quizás radica la generosidad de la artista: dar a escuchar la memoria; tender un lugar al murmullo apenas audible. La invitación es a escuchar el sonido de la cuerda rota de una historia, como algo que quizás no está afuera, sino que cada un* escucha rebotando, haciendo eco en su interior, buscando cómo salir o simplemente sonando como un recordatorio de lo que quizás fue un camino a seguir. La llamada es a quienes quedamos, a mover las piezas hasta encontrar las formas más sensibles de experimentar la memoria, de intervenir en la disputa por su representación. A navegar en la contradicción de nuestro contexto, las situaciones problemáticas que delinean nuestras estructuras sociales o las complejidades de lo que significa coexistir con otr*s. A encontrar ese desajuste, el residuo de ese tono discordante, para amplificar nuestro desacuerdo con los modos de existencia que ofrece nuestro presente.
Catalina Poggio/ Curadora
"Lo que el viento se llevó”
Durante mi estadía en Residencia Corazón me involucre con la historia de Argentina, concentrándome en el tema de los desaparecidos y el trabajo de las Madres de Plaza de Mayo, quienes aún se mantienen de pie y desde 1977 exigen memoria-verdad y justicia. Como una forma posible de comprometerme con su lucha, trabajé sobre la idea de realizar un conjunto de esculturas-sonajero. Las figuras pueden interpretarse como un símbolo de ser madre. El hecho de que estas piezas sean a la vez instrumentos, puede hacer que el sufrimiento sea más audible al proponer estar en sintonía. Durante este tiempo visité diversos lugares simbólicos, como el Museo de Arte y Memoria -"Un espacio de sensibilización y transmisión de la memoria que abre a la sociedad el debate en torno a los derechos humanos y el arte". El abordaje de la temática busca estar presente en mis obras, performances y en la concentración de los 30 artículos de los Derechos Humanos. Sugiero que el espacio expositivo de Residencia Corazón se convierta también el lugar adecuado para este tipo de transmisión.
ENG
Transmission
"Gone
with the Wind”
During my stay at Residencia Corazón I became involved with the history of Argentina, concentrating on the issue of the disappeared and the work of the Mothers of Plaza de Mayo, who have been standing up since 1977 and still demanding memory-truth and justice. As a possible way of engaging with their struggle, I worked on the idea of making a set of rattle-sculptures. The figures can be interpreted as a symbol of being a mother. The fact that these pieces are also instruments can make the suffering more audible by proposing to be in tune. During this time, I visited various symbolic places, such as the Museum of Art and Memory - "A space for raising awareness and transmitting memory that opens up the debate on human rights and art to society". The approach to the theme seeks to be present in my works, performances and in the concentration of the 30 articles of Human Rights. I suggest that the exhibition space of Residencia Corazon also becomes the appropriate place for this kind of transmission.